Es la cantidad que queda a cargo del asegurado a partir de la cual la Aseguradora empezará a indemnizar, o bien es la cantidad que se deducirá del pago total de la indemnización. Su razón de ser es para evitar el pago de una cantidad muy grande de pequeñas indemnizaciones que se podrían presentar en un ramo de seguros determinado. Generalmente se considera que del monto a pagar por el asegurador, una suma determinada previamente, se considerará como deducible, es decir, que ocurrido el siniestro se deducirá del monto a pagar una cantidad o fracción porcentual.